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6 cosas que pasan cuando empiezas a usar copa menstrual

Hay un fenómeno, al que llamaré, por diversión, #EfectoCopa, que pasa con las personas cuando empiezan a usar la copa menstrual: no pueden dejar de hablar de ella. Si no la usas todavía, seguramente tus amigxs que lo hacen te han contando hasta los detalles más escabrosos de su experiencia, y si ya la usas probablemente es por culpa de unx de los amigxs en cuestión. 

La explicación del #EfectoCopa es súper sencilla: a lo largo de su vida, una persona menstruante puede pasar entre 9 y 10 años totales teniendo sangrado. Diez años. Tres mil seiscientos días. Así que la decisión de qué producto usar para recolectar el flujo no es cualquier cosa. 

Cuando pasamos de los métodos (y productos) típicos a la copa menstrual, nuestra forma de ver la menstruación sufre un cambio enorme, que tiene consecuencias mucho más allá de solamente los días que tenemos la regla. Aquí te los contamos todos. 

  1. Te das cuenta de la sangre menstrual no es asquerosa.

Esta es, quizá, la transformación más frecuente y rápida que ocurre cuando comenzamos a usar la copa. Nos damos cuenta de que, en realidad, la regla no huele mal y que, de hecho, la sangre menstrual incluso puede ser bonita. 

Sí. Lo dije. La sangre menstrual es bonita. 

Lo que pasa es que antes de tener la copa, que solo recolecta la sangre y la deja ahí, en su estado natural y lista para ser observada, lo que habíamos visto no era puramente ese flujo: era sangre que había estado en contacto con oxígeno por un rato, o sangre que había sido tratada por los químicos de nuestros tampones o toallas desechables, que por lo tanto tenía una consistencia y un olor que no son los que tiene naturalmente.

  1. Te acercas (y entiendes) más que nunca a tu propio cuerpo.

El reto más grande de usar la copa es aprender a ponerla y quitarla, porque por mucho que conozcas tu cuerpo, hay pocas cosas que te hagan entrar TAN en contacto con tu vulva y tu vagina como la copa menstrual.

Y sí, los primeros meses es toda una aventura, y vivirás con un poco de miedo de no haberla puesto bien o de no tener idea de cómo vas a sacarla una vez que está dentro. Pero también te sentirás orgullosx de haberlo logrado y conforme conozcas y entiendas estas partes de tu cuerpo pasará algo parecido que con tu sangre menstrual: en lugar de verlas como algo prohibido o sucio, las vas a ver como una parte más que debes cuidar y tratar con cariño. 

Otra forma en que conoces más a tu cuerpo se centra en tu periodo, porque al usar la copa tendrás mucho más clara la cantidad, textura, color y olor de tu flujo menstrual, y te será mucho más fácil reconocer anomalías que puedan requerir una visita al ginecólogx. 

  1. Comienzas a ver tu ciclo con amor (y curiosidad)

Deshacernos de la idea de que la menstruación es algo asqueroso es el primer paso para algo muy poderoso: sentir curiosidad sobre ella y sobre todo lo que pasa durante nuestro ciclo menstrual, desde las fluctuaciones hormonales hasta los cambios físicos que podemos notar según el momento en el que nos encontremos.

Tal vez notes que cada mes sientes cólicos de un lado distinto, que sientes más hambre en la semana previa a tu periodo, o que el mal humor que creías era provocado por tus hormonas tenía más que ver con la incomodidad de las toallas desechables y los tampones. La experiencia y los descubrimientos son únicos y distintos para cada persona, pero casi siempre (¡y por eso tus amigxs te hablan tanto de la copa!) son positivos. 

  1. Menos infecciones y olores

Idea revolucionaria: sentir olores desagradables o comezón en la vagina y la vulva no es normal. En serio. Ni siquiera durante tu periodo.

Pero usar productos desechables, hechos con materiales sintéticos y químicos que aglutinan la sangre, aumenta la probabilidad de sufrir infecciones y de alterar el ph de la zona, ¡y esto sí provoca olores y picor!

Cuando cambias a la copa menstrual, no solo te sientes más limpia y sana, sino que de hecho lo estás. 

  1. Tu vida es inmediatamente más sostenible

Quizá piensas que usar toallas desechables o tampones es un mal necesario, y que aunque son contaminantes y se usan en cantidades alarmantes no hay mucho que podamos hacer, ¿no? De alguna forma tenemos que recolectar la sangre menstrual y evitar ir por la vida manchándonos.

Aquí es donde la copa entra al rescate. De un día para otro puedes dejar de contribuir a la contaminación de los productos desechables, y con muy poquito esfuerzo.

  1. Se te quita la pena de hablar del tema… y de hecho quieres hacerlo constantemente. 

El estigma de hablar de la menstruación y del ciclo menstrual en general está fundamentado fuertemente en que la consideramos algo sucio o asqueroso, y hemos pasado mucho, mucho tiempo silenciando conversaciones y conexiones que podríamos haber tenido con por lo menos la mitad de las personas que conocemos, porque nos daba vergüenza.

Así que cuando nos quitamos esa idea y reconocemos que el ciclo menstrual es nada más y nada menos que un proceso biológico, importantísimo pero cotidiano, estamos automáticamente listas para hablar sobre una experiencia que millones de personas menstruantes comparten. Por eso tus amigxs no dejan de hablar de ella y te cuentan hasta los detalles más pequeños sobre su vida con la copa: porque ya no tienen pena. Y ningún cambio es tan poderoso ni tiene consecuencias tan significativas como quitarse la pena.

Por: Sabiondas

Youtube: Sabiondas, sin juicios & sin filtros